A continuación reproducimos las intervenciones del Prof. José Miguel Gambra Gutiérrez (Jefe Delegado de la Comunión Tradicionalista) en el seminario sobre Podemos.
La
pervivencia del marxismo
Algunos
han calificado el fenómeno “Podemos” como producto transitorio
de la televisión que, atenta sólo a los índices de audiencia, ha
dado una fama inmerecida a un grupo de jovenzanos, cuyo prestigio,
como el de cualquier “famoso”, debería difuminarse en cuanto los
medios se cansaran de prestarles atención. Es bien posible también
que no se trate sino de una estrategia de las derechas, para provocar
un miedo que redundaría electoralmente en su beneficio. Sea cual sea
la causa del prestigio adquirido por “Podemos”, quienes previeron
su olvido se han equivocado: “Podemos” ha entrado en la política,
sin que las derechas hayan salido beneficiadas, sino todo lo
contrario. Los votos, dentro del régimen que padecemos,
substancializan por cuatro años lo que sea, por absurdo que sea. No
sin razón Juan Manuel de Prada se quejaba de la política degenerada
por la televisión y su exclusiva atención a los pronósticos de
audiencia.
Y
es que, hoy en día más que nunca, es peligrosísimo jugar a la vez
con la política y los medios de comunicación. En El
bosque animado,
y en otros muchos sitios, Fernández Flores dijo que las moscas
carecen por completo de memoria, hasta el punto de olvidar su propia
identidad. Una mosca topa con un cristal, se da una vuelta y,
olvidado el trastazo, casi instantáneamente vuelve a darse otro
contra el mismo cristal y así, sin recordar ni siquiera si ella es
la que se ha dado el golpe o es otra la que lo ha sufrido, vuelve a
la carga indefinidamente.
Las
generaciones recientes, y no tan recientes, cada vez se parecen más
a las moscas. Su cabeza no retiene nada que no sea inmediato. Tienen,
como la materia de Leibniz, una mens
momentanea seu carens recordatione,
incapaz de de retrotraerse más allá de lo que se les presenta
actualmente. Hoy las nuevas tecnologías, las pantallas reducidas de
los teléfonos, y otros trastos, han logrado sustituir la facultad
humana de la memoria por la memoria de esos aparatos; y la
visión de la realidad, la verdadera experiencia, se ha visto
suplantada por la realidad virtual. Los chicos, y no tan chicos, ni
saben ni les importa lo que puedan enseñarles sus mayores, ni lo que
puedan decir los libros. Se conforman con beber ávidamente las
opiniones de cualquiera, con tal de que queden plasmadas en twitter o
en cualquier otra red.
Así
se explica el olvido del horror marxista. Los poderes de este mundo,
a una con los medios de comunicación y en contra de lo que
racionalmente cabía esperar tras la caída de la URSS, han corrido
un tupido velo sobre sus atrocidades. En la mente de las recientes
generaciones se mantiene incólume el terror del llamado holocausto
nazi. Todavía hoy, no hay día en que los medios no cuenten algo que
mantenga viva la memoria de los seis millones de judíos que -según
dicen- fueron ejecutados en Alemania por ese régimen nefasto. Pero
eso no es nada en comparación a los cien millones de depurados por
los regímenes comunistas de todas las latitudes. Sea que el común
de periodistas no tenga por comparable el asesinato de judíos con el
de campesinos rusos o cubanos, con el de oficiales polacos, con
el de viejos chinos o jóvenes venezolanos; sea que el imperio haya
preferido mantener vivo el temor irreal al nazismo y no a los
peligros reales, con los cuales cabe negociar, el caso es que se ha
hecho olvidar el olor a muerte que acompaña a los regímenes
marxistas sin excepción alguna. Y si se ha perdido la memoria de sus
consecuencias, más todavía se desconoce la podredumbre teórica
esencialmente abocada a ese resultado.
Con
las últimas elecciones, “Podemos” ha saltado del mundo virtual a
la realidad política española. Y, en esa realidad, lo que cuenta no
son los discursos, ni los programas; ni las promesas, ni las
esperanzas e ilusiones, sino lo que está en la cabeza de los jefes
de partido. Porque, al fin y al cabo, el sistema democrático entrega
un poder omnímodo a unos hombres concretos, que llevan a
efecto lo que tienen en su personal caletre, sin limitación externa
alguna.
Por
eso me parece conveniente exponer, con sus propias palabras, lo que,
teórica y tácticamente, mantienen la tetrarquía de “Podemos”.
Para dar a conocer la diversidad de estratos que contiene su
discurso, me veré obligado a vencer el hastío y a presentar las
doctrinas y estrategias de ese marxismo, que otrora todos creímos
felizmente olvidado, pero que, de hecho, hoy sirve inspiración a la
cúpula de “Podemos”. Después demostraré que los propios
mandamases de ese partido se han declarado repetidamente marxistas,
para presentar finalmente las fuentes que inspiran su táctica, en
orden a implantar la dictadura del proletariado, y la manera en que
la están usando.